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El Agnosticismo: Un análisis breve

  • Foto del escritor: Angel Rafael Sosa Muniz
    Angel Rafael Sosa Muniz
  • 19 ago 2019
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 27 may 2020

Durante los debates acerca de la existencia de Dios, es común observar por lo menos tres posturas muy distintas entre sí. El ateo, el teísta y el agnóstico.

Hemos hablado ya mucho acerca del primero, otro tanto del segundo, pero no hemos tratado acerca del tercero. En este post, hablaremos un poco del agnosticismo. ¿Es razonable ser agnóstico? ¿Que posición hay que tomar durante un debate? De todo esto hablaremos en este artículo.

1. Definición del término:

Primero que nada, hay que comenzar definiendo términos. El agnosticismo se define como [1]:

Postura filosófica que considera que los valores de verdad acerca de afirmaciones como la existencia de Dios, además de otras afirmaciones metafísicas, son inherentemente incognoscibles.

O sea, que es imposible llegar a conocer la verdad, pues no hay manera de hacerlo.


Reconocemos que el agnosticismo no es simplemente el desinterés acerca de la existencia o inexistencia de un Dios, sino que el agnosticismo constituye una creencia al igual que el teísmo o el ateísmo.

Un ateo afirma que "Dios no existe" , un teísta afirma que "Dios existe", y un agnóstico afirma que "Es imposible saber si Dios existe o no".

Podemos distinguir entre estas tres posturas filosóficas y darnos cuenta que no son iguales, un ateo no es igual que un agnóstico y este no es igual que un teísta. Los tres son totalmente diferentes.

2. El agnóstico y la carga de la prueba:

Durante un debate o una discusión con un agnóstico, es normal que éste presente cierta evasión a la carga de la prueba, pues al igual que muchos ateos, él afirma no tener una creencia que demostrar. Sin embargo, él sí que tiene una creencia, él cree que no es posible saber si Dios existe o no. Por lo que el ateo y el teísta tienen un objetivo en común para el agnóstico, que demuestre su punto.

Es aquí donde discrepo totalmente con Thomas Henry Huxley [2] [3], biólogo que acuñó el término "agnóstico":

El agnosticismo, de hecho, no es un credo, sino un método, cuya esencia radica en la rigurosa aplicación de un único principio. […] Positivamente, el principio puede expresarse: en cuestiones del intelecto, sigue a tu razón tan lejos como ella te lleve, sin tener en cuenta ninguna otra consideración. Y negativamente: en cuestiones del intelecto no pretendas que son ciertas las conclusiones que no han sido demostradas o no sean demostrables.

El agnosticismo no constituye un método, si así lo fuera, bien podríamos calificar a René Descartes y su duda metódica como el máximo exponente del agnosticismo, y resulta que fue uno de los grandes filósofos católicos así como el padre de la filosofía moderna.

El agnóstico no puede, al igual que el ateo y teísta, librarse de la carga de la prueba. No basta con que él refute los argumentos de los otros dos bandos, también tiene que demostrar que su postura es la más racional de todas.

3. El agnóstico y la evidencia.

Durante la práctica, a diferencia de los otros dos bandos, el agnóstico no debe aportar evidencia alguna al caso de la existencia de Dios, él se debe de limitar a refutar la evidencia que venga ya del ateo, ya del teísta, y debe demostrar porque es imposible saber si Dios existe o no. Para esto, el agnóstico deberá de mantenerse en una duda perpetua en este tema. No obstante, y como dice Dante Urbina [4]:

El agnóstico promedio se amparará en que el teísta no ha probado “al 100% y con certeza absoluta” la existencia de Dios y que, por tanto, siempre es posible dudar. De este modo, se pretende justificar en su “eterna duda” y quedarse siempre como agnóstico. Lo que hay que hacer allí es mostrarle que su duda es irrazonable. O sea, cualquiera puede ponerse a dudar de prácticamente todo, pero no toda duda es razonable. Por ejemplo, uno podría dudar de si su centro de trabajo o estudios estará en pie el día de mañana pensando que podría caer un meteorito allí. Sin embargo, dicha duda es irrazonable y por ello igual todos alistan sus cosas para ir a estudiar o trabajar al día siguiente. La duda irrazonable simplemente no puede ser tomada como postura definitiva.

Primero que nada, hay que hacer notar que el agnóstico promedio no aporta ningún argumento a su causa, por lo que la tendremos tanto ateos como teístas, por injustificada, y no hay porque tomarla en serio (A menos que se argumente a favor del agnosticismo). Después habrá que hacer un análisis epistémico y demostrarle al agnóstico que su postura está equivocada.

Respecto a la evidencia, somos los teístas los que más hemos aportado al tema, pues existen numerosos argumentos para demostrar la existencia de Dios, desde los Cartesianos hasta los Tomistas al igual que los argumentos postmodernos de la vertiente analítica. El ateo ha aportado en menor medida, y aunque todos los argumentos del viejo ateísmo han sido refutados o por lo menos contra argumentados e invalidados, es de reconocer el grado de intelectualidad de algunos filósofos ateos contemporaneos como Graham Oppy. El asunto es que el agnóstico la tiene muy difícil, porque aparte de demostrar su postura, debe de derrumbar los edificios filosóficos de las otras dos posturas, cosa que me parece imposible.

Es verdad que casi nada conocemos con un 100% de certeza, por lo que es necesario aplicar, como Descartes, la máxima de inclinarnos por lo más probable. Justamente esto es lo que hace la ciencia empírica, y si bien, en cuestiones de filosofía tenemos un poco más de precisión ante nuestras afirmaciones, no podremos evitar en ocasiones caer en la acción de inclinarnos por lo más probable, sobretodo si hablamos de la filosofía analítica.

La duda del agnóstico es una duda irrazonable, pues evidencia hay de sobra, la suficiente para decantarse por algún bando. Por supuesto que, hay quienes extienden el concepto de agnosticismo hasta las bases más fundamentales de la metafísica, aquí es donde es preciso cuestionarles como lo hace Laurence B. Brown [5]:

Afirmas que nada puede conocerse con certeza […], ¿cómo, entonces, puedes estar tan seguro?

4. ¿Qué postura hay que tomar en un debate?

Me resulta curioso recordar que en el pasado, aunque yo mantenía mi postura teísta, pensaba que era necesario que tanto ateos como teístas debían de mantenerse en un agnosticismo al momento de debatir. Como se puede ver, utilizaba al agnosticismo como un método, no como una creencia, cosa que ya hablamos más arriba.

En un debate, los roles deben de estar bien definidos, cada quien a lo suyo, pues es imposible defender una postura del que en principio no se está en pleno acuerdo o desde otra creencia.

5. Conclusiones.

En este breve análisis del agnosticismo (Posteriormente publicaremos un análisis más detallado) nos pudimos dar cuenta principalmente de dos cosas:

1. El agnosticismo constituye una creencia, al igual que el teísmo y el ateísmo.

2. La carga de la prueba del agnóstico se vuelve insostenible, pues si comienza a cuestionar los fundamentos ontológicos y metafísicos más profundos nos daremos cuenta que su postura es auto refutativa.

Por lo que no creo que el agnosticismo sea una postura filosófica racional, sino una postura filosófica que al final debe de ser rechazada. Me atrevería a decir, que al final del día y en la práctica, el agnóstico sólo es alguien que sufre de pereza mental.

Referencias y Bibliografía:

[1] Hepburn, Ronald W. (2005). «Agnosticism». En Donald M. Borchert. The Encyclopedia of Philosophy 1 (2da edición). MacMillan Reference USA (Gale). p. 92. ISBN 0-02-865780-2.«In the most general use of the term, agnosticism is the view that we do not know whether there is a God or not.»(page 56 in 1967 edition)

[2] Huxley, Thomas Henry (abril de 1889).«Agnosticism».The Popular Science Monthly (New York: D. Appleton & Company) 34 (46): 768.

[3] Richard Dawkins (16 de enero de 2008). The God Delusion. Houghton Mifflin Harcourt. pp. 72-. ISBN 0-547-34866-5

[4] Dante A. Urbina. (2017). Como responder a los agnósticos y sus excusas. 18/08/2019, de Dante A. Urbina Sitio web: https://danteaurbina.com/como-responder-a-los-agnosticos-y-sus-excusas/

[5] Laurence B. Brown (febrero de 2008). MisGod'ed: A Roadmap of Guidance and Misguidance in the Abrahamic Religions. CreateSpace Independent Publishing Platform. ISBN 978-1-4196-8148-6.

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