La Primera Vía Tomista: Argumento del Movimiento.
- Angel Rafael Sosa Muniz
- 23 sept 2019
- 12 Min. de lectura
Actualizado: 27 may 2020

Dentro de los argumentos para probar la existencia de Dios hay cinco que son como «especiales», pues a diferencia de los demás argumentos, estos fueron enunciados por el gran Santo Tomás de Aquino, cuya trayectoria en la academia fue de gran impacto para el desarrollo de la ciencia occidental. Estos argumentos son llamados «Las cinco vías Tomistas» o «Las cinco vías para demostrar la existencia de Dios».
Personalmente considero que el edificio filosófico construido por el aquinate, es el más robusto que existe, pues Santo Tomás, tras un intenso estudio de la filosofía y ciencia de su tiempo, armonizó las ideas aristotélicas (que tanta polémica generaban en su tiempo) con la doctrina cristiana, generando así un sistema filosófico que no sólo incluye las fortalezas de Aristóteles, sino que también lo dota de nuevas herramientas ideadas por filósofos posteriores a éste, y actualizando las preexistentes.
Hablar de la obra de Santo Tomás, en especial de sus vías, es un reto tanto para un escritor como para el lector, pues requiere de un esfuerzo intelectual más elevado a que cuando hablamos de otros argumentos; no es lo mismo hablar del argumento cosmológico Kalam, a hablar del cosmológico Tomista, hay bastante diferencia en cuanto a su dificultad. Por tanto, este post no será del todo fácil, pero tampoco será imposible.
Dicho esto, me uno al pensamiento del célebre apologista Dante A. Urbina (De quien tomaremos ideas para este post) respecto a los ateos o agnósticos irracionales y dogmáticos que se cierran a la reflexión intelectual [1]:
«...Caso contrario será, por supuesto, el del ateo dogmático o fanático que ya está absolutamente seguro de que Dios no existe y que los creyentes son unos "tontos" que creen en "amiguitos imaginarios". Este libro invita a pensar y si hay alguien que simplemente no quiere pensar, que mejor ni lo lea. Pretender hacer reflexionar a quien, por voluntad o prejuicio, ya está cerrado a la reflexión es tan inútil como dar pastillas a un muerto.»
Introducción
La primera vía de Santo Tomás se encuentra dentro de su obra «Summa Theologiae», más específicamente en la segunda cuestión, artículo tercero. Aquí el aquinate enuncia, al más puro estilo de la escolástica, su demostración acerca de la existencia de Dios. Para esto es necesario definir en primera instancia a lo que entenderemos por «Dios». Entenderemos por Dios, al «Ser Subsistente». Ésta es la verdad más alta del orden natural al que puede alcanzar la razón humana. Explicando más a detalle, el ser subsistente, es aquél ser que existe por Sí mismo, sin necesidad de la intervención de otro ser. Éste ser posee la plenitud del ser sin ninguna limitación ni deficiencia, pues Él mismo es la plenitud del ser. Pero, ¿cómo podemos estar seguros que ésta definición es propia de Dios? Simple, pues porque de ella se deducen lógicamente todos los atributos que desde siempre se le han dado al Dios personal del teísmo. Atributos que son los que siguen:
1. Simplicidad
2. Perfección
3. Omnipotencia
4. Omnisciencia
5. Omnipresencia
6. Bondad
7. Inmutabilidad
8. Eternidad
9. Infinitud
10. Unicidad
11. Trascendencia
12. Inmanencia
13. Personalidad
14. Espiritualidad
Como mi intención no es hacer un tratado acerca de la primera vía ni un libro acerca de las vías Tomistas, no demostraré como se derivan cada uno de éstos atributos, sino que simplemente los dejaremos enunciados. En el futuro escribiré acerca de su demostración.
Así como hizo Santo Tomás en su tiempo, la Neo-escolástica se ha encargado de mantener las ideas del aquinate, ideas que se han contrastado también con los nuevos descubrimientos de la ciencia empírica; aunque en primera instancia, sabemos que las ideas de Santo Tomás y sus cinco vías tienen cierta independencia a los cambios de la ciencia, pues están basadas en principios metafísicos ideados por Aristóteles y reformados por Santo Tomás, por lo que la ciencia no puede hacer más que aportar una serie de datos que nos ayuden a clarificar el camino. Resultado de todo esto, es una formulación y una defensa extremadamente fuerte de las cinco vías. Pero antes de presentarlas de modo formal, veamos el texto original de Santo Tomás de Aquino. [2]
Primera Vía Tomista: El Motor Inmóvil
«La existencia de Dios se puede demostrar por cinco vías. La primera y más clara se funda en el movimiento. Es innegable, y consta por el testimonio de los sentidos, que en el mundo hay cosas que se mueven. Pues bien, todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada se mueve más que en cuanto está en potencia respecto a aquello para lo que se mueve. En cambio, mover requiere estar en acto, ya que mover no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto, y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto, a la manera como lo caliente en acto, v.g.r., el fuego, hace que un leño, que está caliente en potencia, pase a estar caliente en acto. Ahora bien, no es posible que una misma cosa esté, a la vez, en acto y en potencia respecto a lo mismo, sino respecto a cosas diversas: lo que, v.g.r., es caliente en acto, no puede ser caliente en potencia, sino que en potencia es, a la vez, frío. Es, pues, imposible que una cosa sea por lo mismo y de la misma manera motor y móvil, como también lo es que se mueva a sí misma. Por consiguiente, todo lo que se mueve es movido por otro. Pero si lo que mueve a otro es, a su vez, movido, es necesario que lo mueva un tercero, y a éste, otro. Más no se puede seguir indefinidamente, porque así no habría un primer motor y, por consiguiente, no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que en virtud del movimiento que reciben del primero, lo mismo que un bastón nada mueve si no lo impulsa la mano. Por consiguiente, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por nadie, y éste es el que todos entienden por Dios.»
De modo resumido y más formal podemos expresar el argumento de Santo Tomás de la siguiente forma:
1. Es evidente, y consta a nuestros sentidos, que hay cosas que se mueven, es decir, que cambian.
2. Pues bien, todo lo que se mueve, cambia, muda o transforma es movido por otro, ya que nada se mueve más que cuando está en potencia respecto aquello para lo que se mueve. En cambio, mover requiere estar en acto, pues no es otra cosa que hacer pasar algo de la potencia al acto y esto no puede hacerlo más que lo que está en acto.
3. Pero si lo que mueve a otro es a su vez movido, es necesario que lo mueva un tercero, y a este otro. Más no se puede se puede seguir así indefinidamente, porque así no habría primer motor, y, en consecuencia, no habría motor alguno, pues los motores intermedios no mueven más que en virtud del movimiento que reciben del primero. Por consiguiente, es necesario llegar a un primer motor que no sea movido por otro.
4. Este primer motor que no es movido por otro y que se constituye como el principio de movimiento de todos los demás seres es Dios.
5. Luego, Dios existe.
Explicación
1ra Premisa
Es necesario aclarar, al momento de hablar sobre esta vía, a lo que entendemos por «movimiento». En la filosofía aristotélico-tomista, el movimiento no se trata simplemente del cambio de posición espacio-temporal, sino que se trata del cambio del ser en potencia al ser en acto. Por supuesto que la noción clásica del cambio de posición espacial se encuentra dentro de nuestra definición de movimiento, sólo que hay que reconocer que ésta es más compleja y general que la que normalmente, que por ignorancia, se le atribuye; cosa común en los ateos que no tienen una buena formación filosófica (De ahí que intenten algunos refutar las vías en base a las leyes de Newton o cosas por el estilo). Para que el lector comprenda de una mejor manera a lo que nos referimos por ser en acto y ser en potencia, lo invito a que haga lo siguiente: Primero que nada, busque su celular y póngalo frente a usted estando bloqueado. En éste momento usted debe tener su celular bloqueado enfrente de su persona. Nosotros entendemos por ser en acto a lo que efectivamente es, por lo que es correcto decir que en este momento su celular se encuentra en acto de estar bloqueado. Ahora, se entiende por ser en potencia a la capacidad de ser lo que todavía no se es, por lo que es correcto decir que su celular se encuentra en potencia de ser encendido. De esta manera, su celular está bloqueado en acto, pero desbloqueado en potencia. Proceda ahora a presionar el botón de bloqueo de su celular, notará que ahora se encuentra desbloqueado; por lo que ahora, y siguiendo lo dicho anteriormente, tenemos que su celular se encuentra desbloqueado en acto pero en potencia de ser bloqueado. La idea de «movimiento» se encuentra referida en el aspecto metafísico, el cambio de la potencia al acto.
Ahora, esta primer premisa resulta evidente para todos, pues nos consta por el testimonio de los sentidos externos que hay cosas que cambian, que se mueven.
No obstante, alguien podría objetar que no tenemos certeza de que el cambio se de en lo general, pues bien podría ser que en lo particular nuestra condición cognoscente nos engañe, y que en lo general, no haya movimiento. No obstante, tenemos fuerte evidencia científica que entronizan al movimiento como un algo universal, o sea algo general. En efecto, la famosa ley de Hubble, de la cual ya hablábamos un poco en el post anterior, nos indica como es que las galaxias se mueven a velocidades enormes y se alejan de nosotros. Esto no sólo nos da la evidencia empírica necesaria para postular un modelo de un universo en expansión, sino que nos ayuda a comprobar que el movimiento sucede en lo general. A niveles cuánticos, el movimiento también sucede, ahí tenemos, por ejemplo, el efecto túnel, parte importante del proceso de fisión nuclear en las estrellas. Otro ejemplo, podría ser, la segunda ley de la termodinámica, la cual afirma que el universo en algún punto alcanzará el estado de muerte térmica, en donde toda la energía que hay en el universo se distribuirá uniformemente, y por ende, no habrá transformación de energía.
Por supuesto que no se necesita ser científico para lograr entender el movimiento en el cosmos, de hecho, esta observación, acerca del movimiento de las cosas, fue lo que llevo a los filósofos griegos a plantearse la segunda cuestión más importante dentro de la filosofía: ¿Por qué existe el cambio y el movimiento? Ésta fue una de las preguntas que obsesionaron a Parménides, Platón y Aristóteles, siendo el último de ellos, el que definió al movimiento como lo conocemos y fue el que propuso la idea del «Primer motor inmóvil», idea que tomó, siglos después, Santo Tomás y utilizó para demostrar la existencia de Dios.
Ahora, Dante Urbina, en su libro «¿Dios existe? El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer», responde de manera especial a la siguiente pregunta:
¿Por qué es que el aquinate toma al movimiento como base de su primera vía? Veamos su respuesta:
Al parecer lo hace por una razón pedagógica. Y es que para Santo Tomás existen tres formas de ser en acto: el acto perfecto o forma, la operación o causalidad y el acto imperfecto...
Si tenemos conocimientos acerca de la gnoseología, sabremos que el ser en acto más perceptible para nosotros es el acto imperfecto, pues nuestro entendimiento parte de lo compuesto a lo simple. En efecto, la forma de conocer del hombre parte siempre de las percepciones, en donde, primero se darán por medio de la sensibilidad externa, la cual nos aportará información que después será procesada por la sensibilidad interna, y que tras una serie de procesos más complejos como para tratar en este escrito, se logrará obtener un conocimiento [3]. De esta manera y puesto que la manera de ser en acto más compuesta es la que se evidencia en el movimiento, tendremos que este será el punto de partida más inteligible para nosotros. De ahí que Santo Tomás comience diciendo: «La primera y más manifiesta vía se funda en el movimiento...»
2da Premisa
Habiendo definido el concepto de «movimiento», se vuelve evidente que todo lo que se mueve será necesariamente movido por otro, ya que nada se puede mover más que cuando se está en potencia con respecto a lo que se mueve. Por otro lado, mover requiere estar en acto, puesto que mover no es hacer otra cosa más que actualizar la potencia, y ello no puede hacerlo más que lo que ya está en acto. Ahora, dado el principio de identidad, es absurdo que una cosa esté en potencia y en acto respecto a lo mismo, por lo que será absurdo que una cosa sea móvil y motor al mismo tiempo, por tanto todo lo que se mueve debe de ser movido por otro.
Pongamos el mismo ejemplo que Dante. Durante un partido de fútbol, un balón será siempre considerado como un gol en potencia mientras esté en juego, y será un gol en acto cuando entre al arco. ¿El balón se puede convertir por si mismo (sin intervención de nada más) en un gol en acto? No. Pues el balón únicamente está en la capacidad (potencia) de ser un gol, pero no existe por si mismo en estado de gol. Tendremos, por tanto, que para que el balón pase del estado de no-gol a gol (movimiento), alguien debe de patearlo. Este alguien será el jugador, pues este es el que tiene la capacidad de actualizar su potencia, es decir, el jugador será el motor del balón.
3ra Premisa
Aquí Santo Tomás demuestra la imposibilidad de una cadena infinita actual de movimiento. El condicional de la inexistencia de un primer motor hace imposible la existencia del mismo movimiento. ¿Por qué? Bueno, porque estaríamos hablando de un absurdo lógico, estaríamos hablando de una contradictio in adjecto. Considerémoslo por un momento, imaginemos que observamos pasar un tren con distintos vagones (los suficientes como para perderlos de vista), de modo que observamos que un vagón 1, mueve a un vagón 2, y éste, a un vagón 3, y así sucesivamente. Si nos preguntáramos acerca de como se transmiten el movimiento los vagones sería ridículo afirmar que hay infinitos vagones que se transmiten el movimiento, pues estaríamos hablando de un infinito-finito, lo que es un absurdo (igual que un círculo-cuadrado). Afirmar que esto ocurre es tanto como decir que hemos contado todos los números desde el menos infinito hasta el cero o que hemos llegado a la superficie saltando desde el fondo de un pozo sin fondo.
Así pues, en donde hay serie hay término. Por lo que podremos contar los números que queramos, pero no podremos llegar al infinito. Siguiendo con nuestra analogía, será necesario inferir que al final de esos vagones existe una locomotora que los jala, un primer motor inmóvil.
Esto es independiente de si la cadena es circular o lineal, de si la teoría A o B del tiempo es la verdadera, pues la cadena de movimiento es ontológica antes que temporal, y una cadena circular no explica el principio del movimiento. Por lo que no nos escapamos de tener que postular a un primer motor inmóvil.
Hemos demostrado que es absurdo la existencia de una cadena infinita de movimiento, la ciencia por su parte nos otorga también evidencia de la inexistencia de un universo infinito hacia el pasado, ahí tenemos por ejemplo el teorema Borde-Guth-Vilenkin, el cual afirma que cualquier universo en expansión no puede ser infinito en el pasado, incluso en un multiverso. [4]
Otro contra-ejemplo a un Universo infinito al pasado es la métrica Friedmann-Lemaitre-Robertson-Walker, mejor conocida como teoría del big bang, la cual al recorrer el tiempo hacia el pasado encontramos un punto de singularidad que constituye una frontera, y con eso, un inicio absoluto del espacio tiempo, o sea del universo. Por supuesto que, científicos ateos como Stephen Hawking no se encuentran complacidos con los modelos propuestos, por lo que han intentado proponer universos sin frontera, los cuales únicamente logran patear un poco hacia atrás la cuestión pero fallan al querer dar un universo eterno al pasado. Analizar el modelo de Hawking da tema para otro post, por lo que lo dejaremos para el futuro. No obstante, si se quiere ver la razón de porque el modelo de Hawking no elimina un inicio del universo recomiendo la conferencia que dio Dante al respecto. [5]
Otro argumento que nos da certeza acerca del inicio del universo, es la misma 2da ley de la termodinámica, pues si en algún punto se alcanzará la muerte térmica, ¿por qué no se ha alcanzado ya? Por otra parte, el Universo al ser eterno, o sea, al ser un infinito actual, no debería de alcanzar jamás éste estado.
4ta Premisa
Para comenzar a explicar esta premisa, debemos de definir lo que entendemos por «Primer motor inmóvil» y como a partir de él llegamos a Dios.
Por primer motor entendemos propiamente al «Primer motor inmóvil», es decir, a aquél que no es movido por ningún otro pero que se constituye como la causa y principio de movimiento de todos los demás seres. Tenemos por tanto, que este primer motor ha de ser «acto puro», por lo que no tendrá potencias, porque no precisa de nada anterior a sí mismo que actualice sus potencias (de las que carece). Como dice Dante en su libro:
[...]este primer motor «ha de ser origen sin origen, causa incausada, "primero", pero no meramente como parte de una serie numerable cuantitativamente, sino primero cualitativamente, es decir, como fuente ontológica primaria del movimiento y nunca como un mero cauce de este.
Y esto es, porque sólo el acto puro puede actualizar la totalidad de las potencialidades de todos los demás seres. Retomando el ejemplo del tren, sólo la locomotora que, sin necesidad de ser jalada, tiene la fuerza de jalar todo el tren.
Pero, ¿cómo sabemos que este Primer motor inmóvil es Dios? Simple, deconstruyendo metafísicamente el concepto de Primer motor inmóvil.
Hemos dicho ya, que el Primer motor debe de ser en «acto puro». Dado que el acto es efectivamente ser, este Ser, al constituirse como «acto puro», deberá tener en sí la plenitud del ser. En otras palabras, deberá de ser el Ser subsistente. Como esa ha sido la definición que hemos dado a Dios, es necesario inferir que el primer motor inmóvil es Dios.
Conclusión
Hemos presentado un argumento deductivo con sus premisas debidamente argumentadas. Por tanto, dado que en un razonamiento deductivo si las premisas son verdaderas ha de aceptarse necesariamente la conclusión so pena de irracionalidad, debemos aceptar entonces que Dios existe. Luego, Dios existe.
~ Rafael
Referencias y Bibliografía:
[1] Dante A. Urbina, ¿Dios existe? El libro que todo creyente deberá (y todo ateo temerá) leer, Ed. CreateSpace, Charleston, 2016.
[2] Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, Ia, q. 2, art. 3, rpta.
[3] Sanguineti, J. (2005). La sensibilidad. En El conocimiento humano: una perspectiva filosófica (pp.65-72). Madrid, España: Palabra.
[4] A.Vilenkin, cited in “Why physicists can't avoid a creation event”, by Lisa Grossman, New Scientist (January 11, 2012).
[5] Urbina, D. (Marzo 20, 2018). ¿Ha demostrado Stephen Hawking que Dios no existe?. Septiembre 23, 2019, de Youtube Sitio web: https://www.youtube.com/watch?v=YC8eSgkJkq4
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